34El mundo y el hombre atestiguan que no tienen en ellos mismos ni su primer principio ni su fin último, sino que participan de Aquel que es el Ser en sí, sin origen y sin fin. Así, por estas diversas "vías", el hombre puede acceder al conocimiento de la existencia de una realidad que es la causa primera y el fin último de todo, "y que todos llaman Dios" (SanEstoquiere decir que el pensamiento se convirtió en libre y para sí; Parménides empezó a hablar específicamente del conocimiento y, al respecto, señala que el único camino para llegar a éste es la razón y el Ser, considerando a éste último como inmutable, eterno, indivisible, homogéneo e inmóvil y que, además, no tiene principio ni fin, es decir, para I1. Un filósofo y teólogo como Mons. Derisi no podía dejar de lado un tema tan decisivo, tanto en lo metafísico como en lo ético, como lo es la cuestión del fin último del hombre. Para llegar a determinar este tema de capital importancia hay dos caminos: Uno descendente, a priori, que parte de la acción creadora de Dios y establece Elser feliz entonces se define a partir de obrar bien, de hacer el bien y además, de vivir bien. De acuerdo con Aristóteles, existen tres tipos de bienes, los cuales son catalogados en: exteriores, en los del alma y en los del cuerpo. El fin de la felicidad se encuentra incluido entre los bienes del alma y no entre los exteriores; esto
